LA SEMANA SANTA EN EL BOSQUE CAÑONCILLO NO ES SANTA

Con el entusiasmo que embargaba al grupo, pero también frustante de haber dejado de lado por multiples problemas nuestra añorada caminata de Paccascamayu a Waycocha. El grupo se reunio para definir el que hacer el semana santa, no nos ibamos a quedar con los brazos cruzados, despues de trasnochadas reuniones, decidimos marchar a Cañoncillo.

Nunca habiamos acampado en Cañoncillo, el entusiasmo en Erick y Alex era sorprendente, en mi era especial, despues de largos meses, volvería a pasar una noche en el bosque, ver de cerca le reflejo de la luna en las aguas de sus lagunas, me hacia olvidar los regaños de mi esposa e hija.

Por mi mente pasaba la idea de encontrarme en el bosque con Marcos, con chueco Cerdan, con Pancho Garrido, para conversar con ellos los problemas que machacan el bosque o quizas reir a carcajadas sueltas con las ocurrencias de pata de rana murrugarra.

Es jueves santo, he tenido una larga jornada en la constructora Sánchez, pero solo con pensar que estare en Cañoncillo y deslizarme de sus arenales me hace olvidar todo cansancio.

El grupo con sus equipos estaba listo, se planeo hacer la ruta a Cañoncillo por Jatanca, un samaritano jatanquero en su vieja camioneta nos ahorro la movilidad.

Al llegar a Jatanca, tomamos la ruta que suelen usar los lugareños para llegar al bosque, en donde se observan enormes cantidades de basura.

Avanzando un poco mas, se puede observar desde las alturas que vigilan el desierto como la frontera agricola se ha expandido amenazando y destruyendo a su paso muestras arquitectonicas y si no logramos detener su desordenado avance los ojos de nuestros hijos no podran contemplar a nuestro Pueblo Viejo.

Apurando el paso, oscurecia era prioridad llegar antes de la noche a la laguna Cañoncillo, pero el cansancio nos agobiaba.

En el sector de los Duros (donde se ubica Huaca Colorada), se ha podido observar muestras de depredación de algarrobos, pero nuestra sorpresa sería mayor al seguir el camino que conduce a la laguna Cañoncillo en el sector de los algarrobos machos practicamente han sido arrasados, por nuestras mentes corrieron sentimientos encontrados de odio y rencor a quienes destruyen este bosque.

Pero todo no era tristeza, en esta zona, hemos podido observar uno de los mas bellos atardecer de nuestras cortas vidas.

El sol cae poco a poco, la noche ha comenzado, con él, el canto de las aves nocturnas, el cual sorprende al grupo.

Al llegar a nuestro destino, la laguna Cañoncillo, nuestra sorpresa sería mayor, visitantes (que nos antecedieron) convirtieron su orilla en un chiquero, pero sería mayor nuestra indignación al amanecer, estabamos en medio de un basural, la laguna esta llena de plasticos, las latas de atún y de conservas se confudian con la arena y la poña, el agua esta contaminada, alguien se había tomado la molestia de ensuciarla, en verdad esto nos dolió, pensamos que nuestro trabajo era en vano.

Pero recapacitamos, esto no nos inmutaria a seguir luchando y trabajando por conservar el Cañoncillo